sábado, 3 de septiembre de 2011

La indignación ante la crisis, ¿moda o revolución social?

         


          La crisis ha calado hasta los conceptos político-económicos que tendrán que redefinirse en la práctica. Ha tardado pero ha llegado y lo que es aún mejor, de forma pacífica, el 15M es lo mejor que le ha pasado a nuestro sistema en muchos años. El pueblo democrático, educado y culto ha demostrado que es autodependiente, que se ha desvinculado de viejas emociones que muchos políticos de profesión han utilizado estratégicamente en su permanente campaña electoral, dejando a un lado las verdaderas necesidades de los españoles. La indignación ha dejado la semilla de la organización y de la acción de las personas, que desde mayo a estos días se ha ido regando y ha ido floreciendo en todo el mundo. El tiempo nos dirá si recogeremos buenos frutos en general, puesto que habrá un poco de todo, como en casi toda cosecha.
   
          Lo que sí está claro es que hay más indignados de lo que parece. También están indignadas la clases políticas minoritarias ante los abusos de poder de las mayorías, al servicio de los mercados en estas teóricas Democracias Europeas. Veamos el ejemplo en el inesperado pacto PP-PSOE para la urgentísima reforma de nuestra Carta Magna y el consiguiente cabreo de los nacionalistas y el resto de minorías políticas. El pastel ya está repartido señores, en política también hay clases, aunque en esta ocasión el pastel llega en tiempos de crisis, en los cuales se agudiza el ingenio en pos de la supervivencia. Las reacciones más instintivas no se han hecho esperar y todas las siglas de nuestro abanico político-económico se enzarzarán por un pedacito.


          Será el pueblo indignado el que tendrá la última palabra, de lo contrario la indignación habría surgido instantáneamente en Sol el 15M, como si de una nueva edición de La Pasarela Cibeles se tratara. Mi instinto me dice que será así, que el 15M ha despertado nuevas y más positivas emociones que ningún político, sea del signo que sea, puede dejar de atender. Esperemos que efectivamente los conceptos se redefinan en la práctica a su significado original, que la democracia sea democracia y que el pueblo tenga la última palabra.

5 comentarios:

  1. Sera lo que hagamos que sea. Animos.

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  2. Comparto tu opinión. Gracias por pasarte por este espacio. Un saludo.

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  3. Me considero una persona optimista, por lo que espero que todos los que estamos indignados podamos encauzar nuestros anhelos para que las generaciones futuras no tengan que avergonzarse de la sociedad que les dejemos.
    Muy bueno.
    Saludos.

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  4. Creo que necesito un poco de tu optimismo. Gracias por leerlo Diago. Un saludo.

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  5. Hola don vito andolina. Gracias por tus palabras. Me voy rápido a tu ligerodeequipaje.
    Saludos.

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